El disco intervertebral: reparto del esfuerzo

El disco intervertebral es una especie de almohadilla situada entre cada dos vértebras. Está formado por un anillo externo fibroso, que a su vez está formado por unos cartílagos dispuestos de una forma semejante a pequeños discos elásticos concéntricos, y por un núcleo interno gelatinoso que es deformable e incomprimible; es algo parecido a una pequeña bolsa o cápsula llena de un líquido viscoso. Los discos intervertebrales tienen en su periferia terminaciones nerviosas que comunican al cerebro sus fallos o trastornos.
Cuando se ejerce una presión vertical sobre la columna vertebral, esta presión se transmite de una vértebra a la siguiente a través del disco intervertebral. El núcleo gelatinoso está sometido a una fuerte presión variable y tiene la misión de repartir las fuerzas en todas las direcciones.
Debido a su situación en la parte más baja de la columna vertebral, los discos intervertebrales correspondientes a las vértebras lumbares son los que más sufren, ya que deben soportar todo el peso de la columna y del tronco permanentemente.

Envejecimiento natural del disco intervertebral
El envejecimiento del disco comienza, para la mayor parte de las personas, alrededor de los 25 años, y se traduce en una disminución de su elasticidad y de su contenido en agua (deshidratación). El núcleo se hace granuloso y se despega de las plataformas vertebrales. Las fibras del anillo fibroso pierden elasticidad y aparecen fisuras o grietas.
Lesiones lumbares más frecuentes
Lumbago agudo
El núcleo desplazado hacia atrás se introduce en las fisuras del anillo fibroso y excita los nervios sensitivos, apareciendo un fortísimo dolor que hace contraer los músculos lumbares. Esta contracción bloquea la columna vertebral y el núcleo no se reintegra a su lugar de origen, impidiendo al individuo recuperar la posición vertical, y si no se toman las medidas oportunas, se seguirán produciendo a intervalos cada vez más cortos, aún sin hacer esfuerzos.
Ciática
El núcleo, desplazado hacia atrás, se introduce aún más en las fisuras del anillo fibroso y llega a presionar sobre el nervio ciático, con lo que el dolor desciende hacia la pierna.
Hernia discal
Sucede a veces que el núcleo, desplazado hacia atrás, no se reintegra a su sitio y, bien sea por una distensión de la envoltura periférica del disco intervertebral o por rotura de la misma, excita el nervio ciático e incluso a la médula espinal.
Consejos para evitar lesiones en el disco intervertebral
Para levantar una carga hay que aproximarse a ella. El centro de gravedad de la persona debe estar lo más próximo que sea posible y por encima del centro de gravedad de la carga. En el caso contrario, el esfuerzo a que se someta a la zona lumbar resultará excesivo, como cinco veces superior al primer caso.
Deja una respuesta